Falla geológica y explotación de agua, causas de socavón de casi 100 metros en Puebla: UNAM

  • De acuerdo con el Instituto de Geofísica, de la UNAM, una falla geológica o variaciones hídricas del suelo, apoyadas por la explotación del agua, pudieron causar de la aparición del socavón en Santa María Zacatepec, Puebla.

CIUDAD DE MÉXICO

Una falla geológica o variaciones hídricas del suelo, apoyadas por la mano del hombre, con la explotación del agua en la zona, pudieran ser unas de las posibles causas de la aparición del socavón, en la comunidad de Santa María Zacatepec, municipio de Juan C. Bonilla, en Puebla, que avanza rápidamente y se acerca a los cien metros de diámetro, afirmó Carlos Miguel Valdés, investigador del Instituto de Geofísica, de la UNAM.

Los lugareños hablan de un ojo de agua o un jaguey, que habría sido cubierto por los campos de cultivo.

“Con suelos muy ricos, por el material proveniente del volcán Popocatépetl, ubicado a 32 kilómetros de distancia, se ha convertido con el paso del tiempo en una pendiente, “en la que hay una gran circulación de agua”, explicó el científico.

“Por lo que estaríamos, ante un fenómeno de origen natural, de alguna manera asistido por el ser humano”, señaló el investigador.

En entrevista con Pascal Beltrán del Río, para Imagen Multicast Carlos Miguel Valdés explicó que estas depresiones o agujeros, que se deben al colapso súbito del suelo, cuando hay un debilitamiento de la parte de abajo del suelo.

“El socavón de Santa María, se ubica en el nivel de aguas freáticas, por eso se hace estos pozos. Son naturales, como en el caso de los cenotes, en la Península de Yucatán, en roca caliza”.

“En este caso, es un suelo no cohesivo, pero al estar saturado con agua, eso le permite tener una cierta rigidez y cuando el nivel de agua baja, porque se puede estar extrayendo, o porque hay sequías, o lluvias muy intensas “se lavan los sedimentos más finos dentro de las partes del suelo y esto hace que se debilite y se colapse”.

El científico agregó que el proceso puede ser paulatino, o súbito, como es el caso, que en menos de cuatro días ha aumentado su perímetro de 10 a casi cien metros, aunque, la pregunta que urge responderse es hasta cuándo va a detener su avance.

Precisó, que la oquedad tiene cortes muy verticales, pero llegará un punto en que el suelo tenga un poco más de cohesión y comience a mantenerse de forma estable, y que el agua que pasa por debajo, encuentre un cauce, para que entonces se detenga.

“Sólo en ese momento se podrá intervenir los estudios, como el sondeo de georradar, de penetración en el suelo, que manda una señal para identificar dónde el suelo es más débil e ir identificando las zonas en riesgo”.

El investigador llamó a los lugareños a evitar la zona, por la inestabilidad del terreno, porque si se acercan demasiado se corre el riesgo de que inclusive el  peso de una persona, que no es mucho, por la inestabilidad del terreno, éste podría desgajarse, para terminar tragados por el agua”.

Señaló la oquedad de Santa María Zacatepec, aunque es muy llamativa, no es un fenómeno único; se tiene registro de otras grandes oquedades. En particular en la Ciudad de México en 2019, 2012 y 2013.

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