Violento e inclusivo, así es The Last of Us II

En el momento climático de The Last of Us, un exitoso videojuego de 2013 sobre un apocalipsis zombi y al mismo tiempo sobre los límites que un padre cruza para proteger a una niña, eres forzado a matar a un doctor.

La única forma de avanzar en la historia, y llegar a un final al que has invertido 14 horas emocionalmente debilitantes, es asesinar al médico suplicante mientras sus colegas piden clemencia.

La secuencia ayudó a establecer The Last of Us como uno de los juegos más exitosos en la historia. Vendió más de 17 millones de copias, ganó varios premios y está por convertirse en una serie de HBO.

Ahora, siete años después, su secuela debutó finalmente bajo una carga asombrosa de expectativas.

The Last of Us Part II salió a la venta el viernes, con la enorme tarea de tratar de cumplirle a los críticos y atraer a una audiencia lo suficientemente amplia como para recuperar cientos de millones de dólares.

Para Naughty Dog, el estudio propiedad de Sony detrás de la serie, lo más seguro desde el punto de vista financiero hubiera sido continuar la historia del primer juego de una manera predecible que mantuviera felices a los fanáticos. Pero The Last of Us Part II no hace nada de eso.

En cambio, la sombría secuela mata al personaje principal del juego original y convierte al héroe secundario en un villano. Lleva la violencia a un nivel que es incómodo incluso para los estándares de los videojuegos, y hace todo lo posible para que los jugadores se sientan mal por jugarlo.

El título ya es el número uno en la lista de bestsellers de videojuegos de Amazon, y los analistas dicen que The Last of Us Part II se ubicará entre los juegos más exitosos jamás lanzados para PlayStation 4.

Convertirse en Ellie, y luego en Abby (su némesis), te dejará sorprendido, frustrado y herido, tal vez hasta dañado. No es muy divertido, pero tampoco lo son las películas tristes. Los que perduran son los que no olvidas.

EL EFECTO PANDEMIA

The Last of Us Part II se estrenó en un momento inquietantemente perfecto: la historia del juego es sobre el tribalismo arraigado en un mundo deshecho por una pandemia global.

Mientras juegas, caminas por espacios vacíos, buscando objetos que solían ser comunes, escuchando a los personajes describir la caída de la sociedad con una sensación de pérdida.

Craig Mazin, el creador de la miniserie Chernobyl (2019), decidió desarrollar The Last of Us para HBO basándose en gran medida en la brutalidad conmovedora de su final.

«Nunca he experimentado algo que visceralmente me haya hecho cuestionar el valor del amor», dijo.

La mayoría de las primeras críticas de los críticos están igualmente impresionados: The Last of Us Part II tiene una calificación de 95 en Metacritic, donde lo ven como «uno de los mejores videojuegos jamás creados».

SANGRE Y VÍSCERAS

The Last of Us y su secuela pertenecen a un género de juegos conocido como «horror de supervivencia».

La premisa del primer juego es que en septiembre de 2013, una cepa del hongo Cordyceps, organismo de la vida real que puede apoderarse de los cuerpos y las mentes de las hormigas, salta a los humanos.

Los infectados están desfigurados y con hambre de carne; millones mueren y la sociedad se desmorona.

En la primera entrega juegas como Joel Miller, un contrabandista cuya hija murió en el brote. Su tarea es transportar a través del país a Ellie, una niña de 14 años inmune al patógeno y que tiene la llave de una vacuna.

Joel mata zombis y tortura a los caníbales, pero lo que lo hace diferente (y tan popular) es la relación que construye con Ellie. En medio de la sangre hay una historia impactante de un hombre que logra llenar el vacío de la muerte de su hija. Cuando matas no te sientes como un psicópata, sino como un padre protector.

La secuela trata sobre el odio, usando la venganza como una metáfora sobre la violencia. Te llena de dolor y culpa, haciéndote cometer actos atroces como una persona y luego sentir las repercusiones como otra.

POLÉMICA LGBTQ+

Naughty Dog reveló la sexualidad de Ellie en 2014, en un juego llamado The Last of Us: Left Behind.

Los usuarios protestaron en redes de manera volátil contra Neil Druckmann, codirector, productor y escritor del videojuego, acusándolo de seguir una agenda de «guerrero de la justicia social».

Cuando un fan le pidió que dejara su política personal fuera de sus juegos, él dijo: «No puedo hacerlo».

Después, en un avance publicado en 2018, Neil mostró un beso apasionado entre Ellie y Dina, su novia.

Los personajes gay no son nuevos en los juegos, pero Ellie se destaca porque es la protagonista de una historia agresiva y de gran presupuesto dirigida principalmente al público masculino.

«Tiene representación LGBTQ+ en su centro», dijo Bonnie Ruberg, profesora de estudios de cine y medios en la Universidad de California, Irvine.

«En el aspecto comercial, representa al menos la voluntad de una empresa de intensificar y decir: ‘Vamos a poner el dinero y el tiempo en esta representación'».

Finalmente, el pasado abril, alguien filtró un video que estropeaba la trama, incluido el asesinato del personaje principal, que es golpeado hasta la muerte por una mujer musculosa.

Algunos fans, asumiendo erróneamente que el asesino era transgénero, descargaron una vez más en contra de los creadores, lanzándoles incluso varias amenazas de muerte.

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