Guerra en Ucrania acaba con la obra de tres trabajadores mexicanos

  • Armando Martínez, junto con Jerónimo Pérez y Alfredo Gómez, son trabajadores de la construcción, especializados en pintura y colocación de acabados.

Los bombardeos por parte del ejército ruso en la ciudad de Kiev, capital de Ucrania, que comenzaron el 24 de febrero pasado, acabaron con la obra de tres trabajadores mexicanos que esa madrugada tuvieron que salir corriendo, como otros habitantes esa zona.

“Lo que hicimos fue correr, agarramos las cosas, lo que pudimos, de hecho, se quedaron muchas cosas allá, nomás agarramos como casi siempre traemos los papeles en la mano, y correr.

“Correr, correr, de hecho, mucha gente ahí se quedó, niños se quedaron ahí, atorados en el trayecto”, narró Jesús Jerónimo Pérez, sobre su primera reacción al comenzar los ataques rusos.

Armando Martínez, junto con Jerónimo Pérez y Alfredo Gómez, son trabajadores de la construcción, especializados en pintura y colocación de acabados.

El primero es originario de Tlalnepantla, Estado de México; Jesús es de Ecatepec, en la misma entidad, y Alfredo es vecino de la alcaldía Gustavo A. Madero, en la Ciudad de México.

Las capitales de México y Ucrania se encuentran a 10 mil 832 kilómetros de distancia, una de otra, los que fueron superados solo por el deseo de trabajar de las tres personas.

“Un amigo nos invitó porque había trabajo aquí en Hungría, ahí en Budapest, y él nos invitó a trabajar, aquí estuvimos como tres meses, ya de ahí se acabó el trabajo que teníamos y el amigo nos invitó a trabajar a Kiev”, explicó Martínez.

Los tres especialistas en pintura y acabados comenzaron a laborar, en febrero, en un edificio de departamentos en la capital ucraniana, hasta el día que iniciaron los ataques rusos, por lo que la persona que los contrató los ayudó a escapar.

“El mismo amigo que nos invitó, nos sacó en su carro para poder salir rápido, porque nos desesperamos ya al ver a toda la gente que corría”, narró Martínez.

En medio de los esfuerzos por salir de Kiev y de Ucrania, tomaron la decisión de no decir en sus casas lo que estaba pasando, para no preocupar a sus familias.

“Yo hice el comentario de que ya iba para allá, pero nunca les dije qué era lo que había pasado en mi persona, para no alterarlos y, más que nada, que se pusiera mal la familia, ahorita ya saben que ya voy para allá y esperamos que todo salga bien”, comentó Jerónimo Pérez.

Los tres trabajadores fueron entrevistados en el Aeropuerto Internacional Henri Coanda, de Bucarest, Hungría, antes de abordar el avión Boeing 737-800, FAM 3528, de la Fuerza Aérea Mexicana, que los trasladó con otras 59 personas a México.

Jesús, Armando y Alfredo externaron su agradecimiento por el trato que recibieron en un albergue, con el apoyo de las embajadas de México en Ucrania, Hungría y Rumania, una vez que lograron salir de la zona de conflicto.

“Nos daban que la sopa, un guisado, pan, café, sí nos atendían muy bien, gracias a Dios muy bien y muy agradecidos con las familias tanto de Hungría como de Rumania”, expresó Martínez.

Gómez destacó que toda la ayuda que recibieron no les implicó ningún tipo de gasto, lo que debido a su condición fue de beneficio, pues contaban con pocos recursos económicos.

“Ya hay que platicar, hicimos un viaje largo, de allá a Hungría y de Hungría acá, hicimos un viajesísimo; pues no porque nos ayudaron en realidad sales sin nada.

“De hecho ahorita nos trajeron del albergue, nos trajo una camioneta de la Policía, nos ayudó, nos han ayudado muy bien”, comentó el trabajador.

Pero, lo mejor es que, al menos uno de ellos, Jesús, tan solo llegó a suelo mexicano y ya tenía su primera cita de trabajo.

“Voy a ver a unos ingenieros, que tengo unos proyectos, para trabajar y a ver qué sale, estamos un poco cansados pero el trabajo obliga a muchas cosas”, afirmó Gómez.

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