La falsa promesa de la censura

En las ultimas semanas se han desatado “intensos” debates entre grupos de derecha comandados por Javier Lozano, en contra del senador zacatecano Ricardo Monreal, debido a que este último anunció la intensión de una regulación a las redes sociales y sus plataformas de difusión, y aun cuando ni siquiera se ha presentado un escrito, ya los ciberataques se desencadenaron con una rasgada de vestiduras donde pareciera que el santo oficio les va a quemar sus cuentas en la hoguera central de la alameda metropolitana. Sin embargo, la idea de la regulación no es nueva, vas mas allá de los juegos políticos y las conversaciones de interés publico. En un video reciente, Ricardo Monreal, dijo que no se trata de censura, así de claro, sino de poder tener regulación en cuanto a la difusión de información, ya que las empresas dedicadas al mercadeo digital se están pasando varias reglas por lo alto, se usa infraestructura mexicana a diestra y siniestra; pero no solo por ahí va la cosa.

El interés por las redes no se detiene en lo político, es un universo en el cual se están incluso llevando a la quiebra a empresas con llamados al boicot para tener beneficios desde un escritorio. Las noticias falsas también están atormentando a distintos sectores y personajes, la violencia digital se disparó con la pandemia, el tiempo libre y las ganas de opinar escalaron a niveles tan altos que ya hay censura real para ideas que bien pueden ser tomadas como erróneas pero al final del día cortando la libertad de expresión.

En Twitter basta con seguir la cuenta incorrecta para que de un retweet o un me gusta, te aparezca pornografía de una cuenta que ni siquiera sigues o seguirías, porno que no sabemos si sale de forma legal, con consentimiento, parte de un abuso y un largo etcétera.

En relación a la política, nos dejaron bien claro que los ortodoxos no van a cambiar la formula; si bien, a el gobernador de Nuevo León, le dio un plus las redes, hoy por hoy el método de la simulación ya pasó de moda. Los que nos dedicamos a la política y a las redes, nos dimos cuenta que estas  no funcionan para ganar votantes, conocimiento y que twitter se convirtió en su pequeña comunidad con sus propios aldeanos aplaudidores, basta con ver como las encuestas reales desconocieron a estrellas del imaginario cibernauta como Antonio Atollini, Gibrán Ramírez entre otros no les alcanzaron sus seguidores y se quedaron muy por detrás de políticos que realmente arrastran el zapato. El caso mas reciente es Fernando Belaunzarán, quien se auto define como un luchador contra la 4T pero su lucha es desde un iPhone y aun así, no fue considerado por su partido el PRD para ser candidato a diputado, dejando en claro que tampoco le sirve su ciberactivismo  coordinado con un selecto grupo de influencers como tumbaburros, vampipe, Laisha Wilkins, Chumel Torres, José Ramón Sancristobal, todos bajo la tutela de un Javier Lozano, que es impresentable en público, pero recluido en las redes se da voz con hordas y hordas de cuentas falsas.

La censura nunca va a ser la opción de un gobierno que se jacte de ser democrático, menos cuando Monreal es un viejo lobo de mar que tiene una carrera por delante y que es un constante usuario de redes sociales.

Vienen las campañas políticas y las noticias falsas serán el PAN nuestro de cada día, las empresas que venden humo harán su agosto desde marzo, pero la mejor estrategia sigue siendo la calle, el toque puerta por puerta, tal y como lo hizo el PRI, mismo partido que entendió que las estructuras no se crean ni se destruyen, solo se transforman y hoy tienen a su militancia en todos lados, con capacidad de levantar tendencias sin pagar un solo peso, muy al contrario de sus aliados azules que gastan hasta 300 mil pesos en subir tendencias.

No hay miedo a la regulación, pero es mas peligroso un ignorante difundiendo información falsa, si no, vean a León Larregui o Paty Navidad. Las redes deben seguir siendo un espacio libre, de lucha y de denuncia.

 

Renato Schiaffino.

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